Acteón y Artemisa: Casualidad mortal

domingo, 13 de enero de 2013

"Diana y Acteón" del pintor italiano Tiziano (1477/1490 - 1576)
Bien dicen por allí que "la curiosidad mató al gato", y en este caso, le tocó al cazador Acteón.
Este mito es narrado por varios autores clásicos, tales como Ovidio, Eurípides y Esquilo, entre otros.
Acteón, hijo de Aristeo y Autónoe, era un reconocido cazador que había sido introducido a la caza por el centauro Quirón. Acteón poseía cincuenta perros de caza los cuales lo acompañaban durante sus escapadas por los bosques.
Cuenta que un día, mientras cruzaba por los bosques de la cuidad beocea de Orcómeno, se encontró a Artemisa bañándose. Diosa griega de la caza, la fauna y flora, Artemisa estaba consagrada a la castidad y no le era permitido a nadie ver su desnudez.
Acteón no pudo hacer nada más que admirar su belleza, y lo pagó muy caro. Artemisa, al darse cuenta de lo sucedido, pronunció:

"Ahora te esta permitido contar que me has visto desnuda, si es que puedes contarlo" [La metamorfosis, Ovidio]

La diosa había dictaminado el furturo del jóven cazador. Acto seguido, lo convirtió en un ciervo y mando a sus cincuenta perros a que lo mataran. Los cincuenta perros lograron reunirse nuevamente con su amo, luego de que el centauro Quirón se enterara de lo sucedido y decidiera hacer una estatua en honor a Acteón.