martes, 27 de marzo de 2012
Una fotografía dice más que mil palabras, y esta seguro habla por sí sola.
La gente se reunió para el estreno de un buque de la marina alemana en Hamburgo. Llegó el momento y la gente levantó la mano al unísono, haciendo el tradicional saludo nazi. Todos menos un hombre, August Landmesser, que decide quedarse de brazos cruzados.
La razón es bastante simple de explicar.
Landmesser se había unido al Partido Nazi en 1931. Cuatro años después fue expulsado por haberse casado con una mujer judía.
Por haber “deshonrado a la raza“, fue enviado a la cárcel. Así mismo, su esposa también fue atrapada por la Gestapo, enviada a prisión y separada de sus 2 hijas.
August salió de la cárcel en 1941, ya empezada la Segunda Guerra Mundial, a la cual fue enviado.
Fue allí donde se perdió el rastro de este hombre, que desafió al Führer y su ideología.
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